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¿Orgullosamente mexicanos?1
José del Val
Éste es el lema que el gobierno de México ha escogido para dar cobertura a los festejos centenarios de la historia nacional, la Independencia y la Revolución. Qué enorme paradoja encierra el que hayan coincidido las fechas conmemorativas centenarias de los dos momentos más radicales y significativos de la historia nacional, en un tiempo en que gobierna en México una élite profundamente conservadora y explícitamente reaccionaria. El tiempo los obliga a festejar conmemorativamente los momentos que tal vez más odian de la historia; más todavía, las circunstancias les imponen conducir los festejos esencialmente históricos de la nación, a sabiendas de que a los personeros de la derecha, no sólo les tiene sin cuidado la historia, sino que la detestan, les estorba, les irrita… y ni modo, se lanzaron a festejar.

Echando mano de los pocos fieles y representantes con que cuentan en las instituciones de cultura y academia, construyeron un modelo festejatorio. Los equívocos empezaron desde el primer momento: pomposamente convocaron a un concurso internacional para la elaboración de un monumento arquitectónico, definido como un “arco conmemoratorio” de los centenarios, cuya ubicación se definió en el arranque de la avenida Reforma, a pocos metros del Monumento a los Niños Héroes. Después de una tormentosa evaluación y la intervención directa del presidente, el proyecto ganador fue el de una torre de cuarzo iluminada, axial, un falo altísimo cubierto de cuarzo, blanquísimo, con luz permanente…

A continuación dieron a conocer la realización de una media gruesa, es decir unas 72 mesas de discusión en formato de televisión, en que un selecto grupo de académicos en una atmósfera amigable discutirían México, sesiones que serían vistas por todo México, con la salvedad de que sólo pasarían por los canales culturales y en horas no demasiado costosas. Los programas iniciaron con una elocuente introducción del novel secretario de Educación en que, didácticamente, usando imágenes intercaladas del presidente, convocaba a sus invitados a discutir México.

Ni los temas ni los invitados han sido difundidos previa y suficientemente; sin embargo, parece claro que el México de hoy, el real, el que se debate entre la violencia, la impunidad y la destrucción generalizada del tejido social, está fuera de las reflexiones mexicanas. Por supuesto, no hay previsiblemente ninguna discusión sobre la situación de México hoy y menos, evidentemente, de los pueblos indios

de México, de su situación, de sus demandas negadas e insatisfechas centenariamente, del estado de guerra de baja intensidad mantenida contra los zapatistas por ya más de una década, de los asesinatos reiterados de luchadores sociales, de la ofensiva declarada a los territorios indígenas, del sangriento saqueo de la nación… es decir, del México de hoy.

No, señores del gobierno: hoy nadie en este país puede sentirse orgulloso de ser mexicano, y menos ante otro intento más de engañar a esta sociedad con estrategias mediáticas infames.



Referencias

1 Suplemento “Mundo indígena”, Milenio, 2010-03-12.




Para citar este artículo:

Del Val, José (2010, 12 de marzo). ¿Orgullosamente mexicanos? [versión electrónica] Milenio. Mundo indígena (10). Recuperado el [fecha de consulta] de http://www.nacionmulticultural.unam.mx/portal/cultura_politica/jose_delval_20100322.html
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